jueves, 10 de septiembre de 2009

Un día en la vida de las trabajadoras de la maquila


Aquiles Montoya
Introducción

Nos parece que las condiciones de vida y de trabajo de las obreras de la industria maquilera no es suficientemente conocida y por ello, ante la carencia de fondos para la investigación propia, aquella que responde a nuestros intereses y no a los de aquellos que pagan alguna investigación, una vez más, acudimos a los trabajos de investigación de nuestros estudiantes, lo cual no sólo es beneficioso para ellos sino para nosotros también, ya que se les acostumbra a investigar, se les capacita en la investigación, se contribuye a su sensibilización social, adicionalmente, se refuerza su formación teórica y nos brindan a los profesores valiosa información, la cual buscamos compartir con nuestros lectores.

Debo de adelantar la siguiente conclusión: las condiciones de vida y de trabajo de las obreras de la maquila son algo tan dramático que, cuando se conocen, a cualquier persona sensible le hacen indignarse y lo mueven a afirmar tajantemente: esto no puede ser, no es posible que se siga tolerando los niveles de sobreexplotación que experimentan estas obreras.

Pero bien, el esquema de este artículo consta de cuatro partes, la primera consiste en una visión general de la maquila. La segunda parte son algunos relatos de las obreras de la maquila, seleccionados entre los más de cuarenta trabajos de investigación realizados por los estudiantes en la materia de Economía Política y dentro de los cuales, los relatos son tan sólo una pequeña parte. Y finalmente, intentamos realizar un análisis de esos relatos desde la perspectiva de la economía política marxista, para concluir con algunas conclusiones y propuestas.

1. Alguna información general sobre la maquila en el país

Las visiones descriptivas de la realidad son útiles y necesarias pero siempre serán insuficientes en la medida que no explican el por qué es así esa realidad, lo cual es de suma importancia a fin de buscar su transformación. Pero bien, veamos con qué información contamos.

a. Existen un total de 265 empresas maquileras en el país que generan aproximadamente 90,000 empleos directos, lo que representa el 16% del empleo total en El Salvador, y aproximadamente un 50% del empleo en el sector industrial (Informe de la Federación Internacional de derechos Humanos).

b. También, UNIFEM –en un documento denominado “Perfil de género de la economía centroamericana”, 2004- manifestó que El INDICE DE FEMINIZACIÓN en la maquila es de 82% en Guatemala, 78% en Honduras, 73% El Salvador y Nicaragua, y 60% en Costa Rica. En términos más sencillos este índice nos advierte en el caso salvadoreño que de cada 100 empleos que existen en la maquila, al menos 73 pertenecen a mujeres.

c. Por otra parte el Informe de la Federación Internacional de Derechos Humanos, en la edición de octubre de 2005, señala: “Muchas de las empresas no pagan horas extras para el alcance de metas o cuotas de producción.” “Los contratos laborales son temporales y menores a un año; las jornadas laborales exceden las 44 horas semanales de trabajo, el trabajo domiciliar y a destajo es una tendencia creciente“

d. Y en un Monitoreo publicado en la página web de la Embajada de los Estados Unidos que es un extracto del Informe Especial sobre El Salvador “Country Reports on Human Rights Practices, 2005 Released by the Bureau of Democracy, Human Rights, and Labor, March 8 2006[1] señala que: “Existen aproximadamente 240 plantas de maquila, la mayoría de las cuales estaban ubicadas en las 15 ZFEs del país. No hay leyes especiales o exenciones de las leyes laborales regulares en las ZFEs. Hubo informes fidedignos que algunas fábricas en las ZFEs despidieron a organizadores sindicales, y que no había contratos colectivos de trabajo entre los 14 sindicatos activos en el sector de la maquila. Los trabajadores de la maquila informaron de abuso verbal y físico, y acoso sexual por supervisores. El gobierno no designó suficientes recursos para la inspección adecuada y supervisión para asegurar el respeto a los derechos de asociación y negociación colectiva en las ZFEs. Continuó habiendo alegaciones de corrupción entre los inspectores laborales en las maquilas”.

e. Además, el informe del Comité responsable de la aplicación de la Convención contra la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer –CEDAW- sobre Informe de avances de cumplimiento de El Salvador en materia de derechos laborales de Mujeres concluye de esta forma:

“El Comité se muestra preocupado por la falta de una atención prioritaria a las mujeres en las políticas de empleo, pudiendo este hecho resultar en una mayor vulnerabilidad en el proceso de ajustes económicos que está atravesando el país, en particular para conciliar las responsabilidades familiares y profesionales, y la persistencia de diferencias salariales por trabajos de igual valor.

El Comité recomienda que se tomen medidas necesarias para garantizar el
cumplimiento de las disposiciones del artículo 11 de la Convención y la aplicación de las convenciones pertinentes de la Organización Internacional del Trabajo ratificadas por El Salvador.

El Comité nota con especial preocupación las precarias condiciones laborales de las mujeres que trabajan en las industrias maquiladoras donde con frecuencia se violan sus derechos humanos, en especial en lo relativo a las medidas de seguridad e higiene.[2]

f. Finalmente, el informe de Human Rights -2004- señalaba lo siguiente:

“El fracaso del gobierno de El Salvador en lo que respecta a resguardar los derechos humanos de los trabajadores que se encuentran empleados en el sector privado orientado a la exportación no sólo permite que los empleadores locales y las compañías multinacionales perpetren y se beneficien de las violaciones a los derechos humanos, sino que también ayuda a crear un modelo donde los productos de exportación se producen en condiciones abusivas. ….. Los millones de dólares que han sido volcados por el gobierno norteamericano en los países de Centroamérica, incluyendo El Salvador, no han servido para despejar los obstáculos clave que impiden el respeto efectivo de los derechos humanos de los trabajadores de El Salvador: las leyes laborales inadecuadas y la falta de voluntad política para aplicarlas y hacerlas cumplir”.


Los datos anteriores son elocuentes al mostrarnos de manera preliminar pero contundente, la realidad existente en la maquila salvadoreña, Se trata sin lugar a dudas de condiciones de sobreexplotación de la fuerza de trabajo femenina, corroboradas por distintas instancias responsables del monitoreo de derechos laborales, y que son precisamente la base sobre la cual se asienta la alta tasa de rentabilidad del capital que incentiva la inversión nacional y extranjera en dicha actividad.

2. Relatos de trabajadoras de la maquila.

Ahora deseamos presentar de manera más viva, con el humor y el dramatismo de la realidad, no sólo las condiciones de trabajo, sino de la vida de esas mujeres, desde la hora que se levantan hasta la hora que se acuestan, además de mostrar que hacen en lo que deberían de ser sus días de descanso.

2.1. El día de María

Sonó el despertador y eran las 4:30 a.m. No sentí la noche, pero qué se le podía hacer, me fui a bañar rapidito y luego tuve que despertar a los cipotes, y que cuesta levantar a esos monos, pero pobrecitos era muy temprano; se bañaron, me arreglé y después les preparé la tortilla con fríjol y un cafecito de desayuno a Pedro y a Juan, para que se fueran listos y comidos a la casa de mi hermana, gracias a ella salgo adelante, ya que me los cuida en el día y me los lleva a la escuela. Empecé a caminar la cuesta, son como 10 minutos para llegar a la parada, tomé el bus luego de esperar un buen rato y me tardé como 50 minutos mas para llegar hasta la maquila, los que se sienten bien largos porque va bien lleno el bus y me toca la mayoría de las veces ir parada. Son $0.50 centavos los que se me van solo en pasajes ¡Y como se sienten, si casi solo en eso y la comida se le va a uno la quincena! Fui llegando como a las 6:30 a.m., me bajé del bus y fui a buscar desayuno en el chalet de la niña Toña, que es la que me lo da más barato, para ya a las 7:00 a.m. estar adentro de la fabrica, que es la hora a que lo quieren a uno ya sentado en el cubículo, aunque mi hora de entrada sea a las 7:30 a.m.

Ahora, no me ha tocado muy pesado como otros días, aunque el desgaste siempre se siente igual, apenas son las 12:00 p.m. y todavía me faltan mas de 4 horas de estar aquí, ¡Uy qué hambre tengo! Lo peor es que tengo que salir luego porque si no me apuro se acaban las tortas con el jugo que da a dólar la niña Juanita y los otros platos son más caros; gracias a Dios que no se habían acabado cuando llegué y ya con mi comida empecé a buscar donde sentarme, pero con el calor que estaba haciendo, me voy buscando una sombrita y debajo del palo de mangos todavía había un espacito. Cuando ya iba terminando llegaron unos muchachos de esos que van a la universidad y me dijeron que si me podían hacer unas preguntas acerca de mi vida y mi trabajo...

Me empezaron a preguntar cosas bien personales, que me hicieron sentir un poco incomoda y desconfiada al principio, pero al tiempito se me pasó, se miraban buena gente, así que les empecé a contar mis experiencias trabajando en las maquilas, porque no solo he trabajado en ésta, sino en una bien fregada, la que era de unos chinos, si que eran fregados esos chinos desgraciados.

Pues si, mi nombre es María Esperanza, tengo 37 años de edad, y no estoy ni casada ni acompañada pero tengo dos hijos: Pedro de 13 años que va a séptimo grado y Juan que va a tercer grado, aunque tendría que ir a cuarto, pero aplazó el mono haragán, ¡Como si no me costara estarles pagando la escuela!

Así que vivo sola, y gracias a mi hermana puedo salir adelante, ella me hace el favor de verme a los niños mientras vengo a trabajar y la ventaja es que vive a la par de mi casa. En esta maquila tengo ya 10 años de estar trabajando y solo me cambiaría si me pagaran más, y me costaría encontrar otro trabajo, porque ahora piden bachillerato y yo solo a noveno grado llegué y aquí no les interesa si uno estudió, porque todo es de aprender el oficio que nos toca hacer... Así que esa es mi vida.

Bueno, al fin me dejaron sola esos muchachos y aun me quedaban 7 minutos antes de entrar a la fábrica de nuevo.

Qué rápido pasaron ahora los 40 minutos, pero ni modo empecé de nuevo a cortar como hasta la 1:30 p.m. pero de pronto me dieron ganas de ir al servicio, pero no tenía ganas de decirle a don Jesús, porque ese viejo si que es enojado, solo me acuerdo de una vez que le gritó a doña Conchita porque estaba platicando con una de confección, el viejo vino y le silbó, casi en el oído, porque esos viejos asi son, no les importa nada, y la pobre niña Conchita pegó un gran salto y casi me cae encima de lo mareada que termino; igual no importa, estoy mejor aquí, porque nada se compara con lo de “CHARLES PRODUCTS S.A. de C.V., una maquila de coreanos, que se encuentra camino al aeropuerto, en la zona franca. Solo de recordarme como me trataban ahí y me dan ganas de llorar de la cólera, me hacían cumplir meta de trabajo, yo trabajaba en el departamento de limpieza de las camisas ya elaboradas, así que mi meta era limpiar 50 docenas de camisas en el día, no me dejaban hablar nada, ni siquiera preguntarle algo a mis compañeras porque me gritaban, el ambiente laboral era malo, no habían ventanas y era un calor insoportable, el ruido de la maquinaria era exagerado, y una luz toda pálida, que hasta ciego quedaba uno porque no se veía nada; y los baños eran un asco, todas sucias las carambadas.

Cada vez que me miraban trabajar lento, según ellos, me gritaban en chino y yo no les entendía nada, me gritaban de forma bien violenta y yo sentía que ya me pegaban y cuando les entendía me decían “Tu mucho problema causas, tu no trabajar, la otra despido”, un miedo que me metían, no nos dejaban ir al baño, los abrían hasta la hora de almuerzo y solo 30 minutos nos daban; me recuerdo de cuando me enferme trabajando ahí, como yo padezco de los riñones, me dio una gran infección y sentía un gran dolor que me hacia revolcarme en el suelo, le suplicaba al chino que me dejara ir al ISSS pero bien enojado me veía y solo me decía “No tu regresar a trabajar”, le decía que yo no podía, que sentía que me moría ahí mismo, y el chino solo repetía la misma frase y no me dejó ir, eso fue lo último que aguanté, así que renuncié. Y me fui sin nada, no vayan a creer que me indemnizaron los malditos.

¡Ay Dios! Sólo habían pasado como 20 minutos y ya no aguantaba las ganas de ir al baño, así que aunque con miedo, me levante y le pedí permiso al Chus, como nosotras le decimos:

-Don Jesús, ¿puedo ir al baño?

Y el hombre con su voz de ogro me dijo:

-¿Y que no habías ido ya en la mañana vos? ¡Apúrate pues!

Gracias le dije y asentí con la cabeza, así que salí corriendo hasta llegar al baño, pero al llegar a la puerta me di cuenta que estaba con llave, entonces fui a ver si estaba abierto el otro baño, el que esta cruzando el área de confección, pero cuando iba a abrir la puerta sonó el silbato del supervisor:

-¡Hey! Ana ya se te acabó el tiempo, así que venite a cortar ya.

Me dijo el Chus todo enojado, y es que se me había olvidado que en la mañana me había tardado bastante y como solo me dan 5 minutos al día para ir al baño, me tocó aguantarme y me fui a sentar a mi lugar de trabajo.

Bueno, seguí cortanto hasta como a las 4:00 p.m., pero a esa hora ya me sentía desesperada, primero de este gran calor, que a pesar de que vinieron a instalar unos ventiladores, hace como dos años, el vapor es bien agobiante, y segundo porque el ruido de las máquinas no lo deja tranquila a una.

Ahora tenía que haber ido al Seguro, pero como si falto un día no me lo pagan, preferí ir hasta el otro mes, porque como ya va siendo 30 tengo que tener dinero para pagar el alquiler de la casa, si no me sacan rápido. Y quizás ahora me va a tocar hacer los 4 sábados porque Rolando me pidió que le comprara unos zapatos, porque los que tiene ya están todos rotos, y con los $73.6 que me faltan de esta última quincena no me va a alcanzar para comprárselos, además con esto que le han subido de precio a todo: al bus, a la corriente, al agua, menos que me alcanza.

Al fin se llegaron las 4:30 p.m., la hora de salida. ¡Gracias a Dios! Hoy que ya acabó el día si que me siento cansada, no aguanto los dedos ni este dolor de cabeza que me dijeron los de la fábrica que era por el calor de estos últimos días. Empecé a caminar para ir a tomar el primer bus y como me deja en Metrocentro, aproveché un mi rato para distraerme y darme una vuelta viendo las tiendas y lo que venden, pero si me da cólera porque como dan ganas de comprar pero de dónde, al menos me distraigo viendo todas las cosas bonitas que venden, ya tipo 6:30 p.m. tomé el otro bus que me lleva a mi casa, otros $0.50 centavos para el regreso, y llegué tipo 7:15 p.m. Fuí a traer a los cipotes donde mi hermana y les hice la cenita, después revisé si tenían tareas y si puedo les ayudo, ya cuando terminamos nos ponemos a ver un ratito tele, y cuando salió el anuncio: “Es hora de que los peques nos vayamos a la cama” me llevé a Juan a dormirse y ya me quedé sola con Pedro, como ya está más grande se puede ir a dormir tipo 9:00 p.m. y yo tipo 11:00 p.m., porque me quedé lavando los trastos y dejando medio preparada las cosas para el día siguiente. Bueno, hoy solo me toca esperar que mañana sea un poquito menos pesado...


2.2. El día de Karla Concepción

Karla es una mujer que lucha diariamente para sacar adelante a su familia. A sus quince años ella se fue de su casa, después de un inesperado embarazo, dejando a su madre viviendo sola en el Cantón El Carmen, para vivir con el que sería un tiempo su compañero de vida José Martínez. Dio a luz a su primer hijo Manuel, que lastimosamente nació con retrazo mental y no es capaz de valerse por si mismo.

Dos años más tarde volvió a vivir la experiencia de ser madre por segunda ocasión, aunque con cierto temor de que sufrieran sus gemelas (Nayeli y Elvira) de la misma incapacidad que su primogénito. Poco tiempo después ante la presión de mantener a una familia ahora más extensa José Martínez cayó víctima del alcohol dejando su trabajo como carpintero, hasta que cierto día desapareció para no volver a regresar. Por lo que Rosa a la edad de 19 años se vio obligada a regresar a la casa de su madre y buscar su primer trabajo, el cual encontró después de ocho meses de búsqueda.

Las dificultades se presentaron debido a su bajo nivel de escolaridad, ya que sólo logró llegar hasta el noveno grado. El único lugar del que recibió una respuesta positiva fue de las Industrias XX, S.A. de C.V. en la cual se ensamblan camisas y camisetas con materia prima traída del exterior, posteriormente son enviadas al exterior para su comercialización. El proceso de producción se divide en 12 líneas, por cada línea hay 34 operarios, la gran mayoría son mujeres. Cada línea tiene dos supervisoras, una de calidad y la otra de trabajo; ellas vigilan que todas tengan trabajo que hacer, que no platiquen, que las máquinas funcionen bien, etc.

Los trabajadores y trabajadoras protegen sus pulmones de la mota que despide la tela al coserla y al cortarla, con tan sólo una débil mascarilla sencilla, la cual deben comprar de sus ingresos, razón por la cual, a menudo ya no sirven de nada.

Karla fue contratada como operaria de línea, devengando el salario mínimo y realizando actividades que consisten en cerrar camisas, pegar y decorar cuellos, hacer ruedos, entre otras actividades, estas operaciones son rotativas.

Todos los empleados de línea trabajan bajo las mismas condiciones saláriales, con un incentivo por superar las metas de producción, estas metas consisten en elaborar, al menos, 100 docenas diarias del producto, pero esto depende de la operación que se está realizando.

Al cumplir la meta se gana un bono y se logra tener un salario semanal de $50 a $60, esto depende de la época en que se trabaje, porque hay épocas buenas y malas. En las épocas malas se debe de conformar con su salario base, con el cual apenas logra sustentar a su familia. Además goza de todas las prestaciones de ley AFP, ISSS, vacaciones anuales, aunque quien sabe si la empresa las paga; al mismo tiempo que cuenta con una clínica particular en caso de cualquier emergencia, la cual esta cercana a la maquila, dentro de la empresa también hay una despensa en la que pueden comprar a un mejor precio productos de primera necesidad.

Un día cualquiera de Karla empieza a las 3:45 de la mañana cuando se levanta a bañarse y arreglarse, luego, prepara el desayuno y el almuerzo para sus hijos, alrededor de las 4:45 a.m. levanta a los niños para bañarlos y arreglarlos para llevarlos donde su abuela y es ella quien se encarga de recoger a las gemelas en la escuela. A las 5:50 a.m. se dispone a abordar el bus con rumbo a su trabajo, gastando a diario $1.25 en transporte, llegando a su lugar de trabajo a las 6:50 a.m. y entrando a sus labores a las 7:00 a.m., a las 8:20 a.m. goza de un receso de 15 minutos, el cual aprovecha para poder desayunar, pagando $1 diario. A las 12:15 p.m. se dispone a tomar un descanso para poder almorzar junto a sus compañeros de trabajo; las cuales considera como parte de su familia, ya que tiene 5 años compartiendo diariamente con ellos.

Luego entra nuevamente a la maquila para terminar su jornada a las 5:00 p.m. hora a la que toma el bus para regresar a su casa alrededor de las 8:00 p.m., pero su trabajo no termina ahí, ya que tiene que llegar a hacer la cena y los quehaceres de la casa, luego acuesta a sus hijos y ve televisión hasta como a las 10 de la noche. La jornada laboral de Karla es de lunes a viernes, por lo que los fines de semana se los dedica a su familia y a los quehaceres del hogar. En el lugar donde vive le brindan servicio de agua solamente dos veces a la semana y esto le acarrea ciertos problemas, ya que los días que llega el agua debe levantarse más temprano para lograr recolectar en unos barriles la mayor cantidad de agua que pueda, para así poder cubrir sus necesidades, mientras espera el próximo día en que pueda abastecerse nuevamente del vital líquido. Por lo anterior es entendible que no pueda llevar a sus hijos a lugares de esparcimiento, por lo que su única diversión es asistir a misa los domingos en la mañana a una parroquia ubicada en la zona.

A pesar del bajo salario que Karla posee, ella considera que el ambiente de trabajo es relativamente agradable, por el hecho de no sufrir de algún tipo de agresión o abuso sexual; no obstante, ella quisiera estar en un lugar que le permitiera tener mayores ingresos y así poderle dar un mejor futuro a sus hijos. Otra desventaja es que la empresa no brinda oportunidades de desarrollo a sus empleados, ya que son muy escasos –casi nulos- los ascensos –hay casos de mujeres que ya tienen 25 años de trabajar como operarias y jamás han sido ascendidas.

Al mismo tiempo no se les permite hacer sindicatos, ya que eso atenta contra las normas de la empresa y si algún empleado esta interesado en formarlo es despedido.

Los gastos mensuales de Karla, relacionados con su desplazamiento y alimentación durante sus días laborales ascienden a $75.00, distribuidos de la siguiente manera: transporte $25 dólares; desayunos, $25 dólares y almuerzos, $25 dólares. Sí a este monto se le agrega el valor del resto de gastos necesarios para atender las necesidades básicas de su familia, se tiene un total de gastos mensuales de $ 240.00

Su ingreso mensual –incluyendo bonificaciones por cumplimiento de metas y horas extras- no le alcanza para cubrir otras necesidades básicas como la vestimenta y el calzado, de ella y de su familia, por lo que el único mes en el que aprovecha para comprarlos es en diciembre, ya que el sueldo de ese mes es superior al incluir aguinaldo y otras bonificaciones.

2.3. El día de Rita

Rita, trabaja desde hace 3 años en una maquila, ubicada en la carretera troncal del norte.

De lunes a viernes se levanta a las 4:30 a.m., necesita suficiente tiempo para preparar su desayuno y el de su familia, al igual que el almuerzo que su esposo lleva al trabajo, el almuerzo de sus hijos y a veces hasta la cena que ellos van a calentar; cuando le es posible acostumbra a desayunar en su casa, siempre trata de aprovechar los cortos momentos que puede convivir en familia.

Sale de su casa para su trabajo a las 6:00 a.m., camina un par de cuadras para llegar a la parada de buses, donde primero con $0.25 centavos toma la ruta 7 y luego con $0.35 toma la ruta 38, se tarda entre 40 y 45 minutos en llegar a su trabajo. Cuando no le queda suficiente tiempo de desayunar en su casa, come en alguno de los comedores que están frente a la maquila y gasta no más de $0.75.

La hora de entrada de su trabajo es a las 7:00 a.m., desde ese momento ella se dispone a coser las mangas de camisetas y camisas para niños y niñas. Pasa bajo la misma rutina hasta las 12 del mediodía, cuando dispone de 30 minutos para almorzar por aproximadamente $1.00, cuando no lo lleva de su casa. Y no tiene derecho de almorzar hasta que termine la tarea encomendada para la mañana.

Personalmente no recibe maltratos de la patrona, pero sí de parte de los supervisores, son muy exigentes y estrictos, la maltratan mucho y la presionan a hacer horas extras, cuando no las hace la regañan mucho y le duplican su trabajo al siguiente día. Por ese mismo temor no hay sindicato y cuando saben que van a tener visitas y supervisión del Ministerio de Trabajo, los supervisores las sentencian a que digan que ellas están en las mejores condiciones en su trabajo, porque de lo contrario las despiden. Dentro de la maquila, no cuentan con un botiquín médico, para alguna emergencia, ni tampoco tienen seguridad industrial.

La hora de salida es a las 8:00 p.m., y las horas extras consisten en turnos que duran hasta las 2:00 a.m., cuando hace turno, dispone de 3 horas para dormir en colchonetas que hay dentro del taller y 30 minutos para comer. Cuando no hace horas extras, con $0.50 centavos más, llega a su casa aproximadamente en 2 horas porque los buses pasan muy llenos a esa hora o a veces cuesta que pasen. Llega a su casa a hacer algunas tareas del hogar, como plancharle la ropa de trabajo a su esposo y la de sus hijos. Se acuesta como a las 11:30 p.m.

Su salario es de $157.20 mensuales. A esto se le resta transporte, comida y las prestaciones del ISSS y AFP, aunque se molesta por tener que pagar ISSS porque casi nunca la dejan ir. Al final del mes, con el descuento de las prestaciones y gastos, Rita dispone de aproximadamente $100.00. Las horas extras se las pagan 20% más que las establecidas en la jornada.

La jornada de trabajo tan larga y pesada que realiza desde hace tres años, en condiciones muy incomodas, con calor, parada todo el día, con medios de producción en malas condiciones, el no poder disfrutar o ver a sus hijos y a su esposo por sus horarios, y ver que su salario no le alcanza para poder disfrutar de una vida digna donde ella pueda darle a sus hijos una muy buena educación y comodidades que merecen, hace que Rita se sienta explotada.

Ella dice que está consciente que no podría aspirar a un mejor trabajo o mejor sueldo, ya que su educación terminó cuando ella tenía 12 años y ahí en la maquila ese es al menos el nivel de estudio que requiere, por lo tanto, no podría renunciar a su trabajo. También está consciente que con lo que gana su esposo no les alcanzaría, y ella no desea que sus hijos, como ella lo hizo, dejaran de estudiar por estar solo trabajando.

Los únicos dos días que no va a trabajar a la maquila son sábado y domingo, los sábados hasta las 3:00 p.m. y los domingos hasta la 1:00 p.m., los dedica a la iglesia, al regresar a su casa, se dedica a tareas del hogar, como lavar y planchar ropa de su familia para la semana, hacer la limpieza, lavar los platos que generalmente dejan sucios sus hijos, cocinar alguna carne, arroz o hacer tortillas, para que en la semana sus hijos solo la estén calentando en el almuerzo y cena, en fin, dejar todo listo para comenzar de lunes a viernes la misma jornada que para Rita algunas veces comienza desde las 4:30 a.m. hasta las 2:00 a.m. y otras veces desde las 4:30 a.m. hasta las 11:30 p.m.

3. Las condiciones de trabajo en las maquilas y su relación con el patrón de acumulación de capital en El Salvador.


a. Las tendencias de la acumulación de capital y las condiciones de trabajo en la maquila.

Cuando Marx en el capítulo XXIII de El Capital expone el contenido de la Ley General de Acumulación de Capital, hace referencia a la sobrepoblación consolidada, parte del ejercito industrial de reserva, la cual a juicio del autor presenta la realidad siguiente: “Su miseria se halla en relación directa a los tormentos de su trabajo”, este es, un juicio que se ajusta perfectamente a la realidad de la trabajadoras de la maquila: salarios miserables, largas jornadas y pésimas condiciones de trabajo, físico-ambientales y maltrato. Por ello es que las trabajadoras de la maquila manifiestan, que si encontraran un trabajo mejor se cambiarían, pero no los hay. Es tal la sobrepoblación relativa que existe en el país, luego de la crisis del modelo primario exportador y las privatizaciones y cierre de instituciones públicas que, a pesar de la constante migración de salvadoreños y salvadoreñas hacia los EU, el desempleo y el subempleo persisten. Y persisten porque nuestros “empresarios nacionalistas”, realizan parte de su acumulación de capital (reinversión de utilidades) más allá de nuestras fronteras y el soñado capital extranjero, a parte de la compra de empresas ya existentes, casi no invierte, a no ser en la maquila.

b. La valorización del capital.

No conocemos la magnitud de las ganancias del capital que invierte en la maquila, pero sí consideramos que no pagan impuestos, que pagan salarios miserables, que acuden a los mecanismos de obtención de plusvalía absoluta, relativa y extraordinaria, es lógico suponer que lo que ganan es muchísimo.

A pesar de pagar salarios de hambre por tiempo, le fijan metas a las trabajadoras, con lo cual les obligan a incrementar la intensidad del trabajo y/o a prolongar la jornada laboral. ¡Alguien se puede imaginar lo que significa empacar 10,000 camisas en una jornada de trabajo o pegar 2,000 cuellos de camisas! Pero además, al emplear medios de trabajo y métodos de trabajo modernos se garantizan también una elevada productividad, lo cual les asegura plusvalía relativa y extraordinaria.

Las obreras no pueden hablar, tienen que pedir permiso para ir al baño, permiso que depende del supervisor o supervisora el concederlo, el cual ciertamente, no pasa de uno en el día y no puede exceder de 5 a 10 minutos. El conseguir permiso para asistir al ISSS es una verdadera hazaña. Todas las trabajadoras entrevistadas manifestaron que les descuentan la cuota del ISSS y de la AFP, lo que no saben es si efectivamente las empresas paga esas cuotas.

La organización, la formación y lucha de los obreros y obreras son formas de paliar la situación de los trabajadores; sin embargo, en las maquilas los sindicatos están prohibidos y quienes intentan crear algún tipo de organización sindical son inmediatamente despedidos. Y claro, las obreras, muchas de ellas madres solteras, temen quedarse sin trabajo y dejar de percibir algún ingreso, aunque sea un salario tan miserablemente bajo como el que reciben.

Por otra parte, las maquilas al no pagar impuestos, no contribuyen al gasto, ni a la inversión pública, y su contribución al PIB es insignificante. Sin embargo los empresarios de la maquila exigen buena infraestructura, medios de comunicación, energía, seguridad, de modo que somos los salvadoreños los que subsidiamos al capital maquilero, sobre todo aquellos que no tenemos forma de evadir, ni eludir los impuestos.

c. La doble jornada de trabajo de las trabajadoras de la maquila.

Nuestra legislación establece una jornada de 8 horas diarias y en tareas insalubres o peligrosas una jornada menor. Además se afirma que las horas extras deben de pagarse con un salario mayor que las horas normales. Sin embargo en las maquilas, en su gran mayoría, no se cumple con tales disposiciones, ya que los maquileros han encontrado formas de burlar la ley, tales son por ejemplo el establecer turnos de 4 p.m. a 8 a.m. 13 horas continuas, con 2 recesos de media hora, sistema en que se alternan las obreras, una semana de día y otra de noche, imaginan lo que esto implica en cuanto al buen dormir, al necesario descanso. ¿Qué organismo se puede habituar a dormir una semana de día y otra semana de noche? Esto es inhumano! Las consecuencias en términos de deterioro de la salud son fácilmente previsibles. Pero la forma más general es la establecer metas para una jornada normal y si la trabajadora no alcanza la meta tiene que seguir trabajando horas extras sin ninguna remuneración, o bien, sufrir un descuento y finalmente, si es frecuente el no alcanzar la meta estipulada, se procede a su despido.

¿Y cómo se llega a establecer tales metas? Sencillo, primero se contrata a las obreras por obra. La obrera al saber que si produce más gana más, pues incrementa la intensidad de su trabajo o prolonga voluntariamente su jornada laboral. Cuando ya se tiene estimado la magnitud de obra que una trabajadora puede realizar, se le contrata con el salario mínimo y se le exige la cantidad que realizaba por obra. De esta manera se les paga menos de lo debido a las obreras.

¿Por que no protestan o se resisten a aceptar salarios tan miserables? Porque no están organizadas e individualmente se les despide con gran facilidad. Y al no existir en el país otras oportunidades de obtener un salario, pues, se resignan, con la esperanza de que algún día mejoren las condiciones o que sus hijos e hijas no tengan que pasar por lo que ellas han pasado. ¡Quimeras! El capitalismo es, ha sido y seguirá siendo igual, un vampiro que vive a costa de la sangre de los trabajadores y trabajadoras.

Es obvio que del capital y de los capitalistas no cabe esperar tal mejora, porque los capitalistas en su búsqueda de incrementar sus beneficios, van a donde pueden pagar menos salarios.

Pero retornando a la jornada de trabajo de las obreras de la maquila debemos de señalar que no se inicia al entrar a la fabrica, ni concluye al salir de la misma, su trabajo se inicia a tempranas horas de la mañana, en su vivienda, antes de partir al trabajo, se continúa al volver del trabajo y sigue los fines de semana. También realizan el trabajo propio de toda ama de casa: preparar la comida, lavar, planchar, limpiar, etc.

Luego están las horas que invierten en movilizarse al trabajo. Las horas de descanso real de estas trabajadoras son poquísimas. Si se le puede llamar descanso a dormir cinco horas.

d. Condiciones de trabajo

No es irracional pensar que las obreras de la maquila trabajan en condiciones peores que los esclavos de la antigüedad, ya que el esclavista no deseaba que sus esclavos dejaran de existir ya que eso les implicaba una pérdida pecuniaria; en cambio los maquileros sencillamente sustituyen a quienes perecen o ya no resisten el trabajo y las condiciones de trabajo. Aire contaminado que dañará más temprano que tarde las vías respiratorias, calor agobiante que exige un mayor gasto de energías y un mayor desgaste del cuerpo, mala iluminación que termina afectando la vista, ruido infernal que afecta los nervios, hacinamiento y mutismo, no es posible platicar en una maquila, cuando el conversar relaja y a menudo hace brotar una sonrisa. En la maquila se requiere de máquinas humanas que no orinen, ni defequen. En una maquila no existe porosidad en la jornada, lo cual incrementa la intensidad del trabajo y agota más tempranamente las energías de estas mujeres. Pero sus males no terminan allí, son víctimas de malos tratos, de acoso sexual y muchas sucumben, cuando son jovencitas, a las pretensiones de los supervisores o jefes con la vana esperanza de conservar sus trabajos. Y ya no hablemos de la inseguridad industrial, que cuando han ocurrido de manera escandalosa, los funcionarios públicos se han encargado de encubrirla hablando de sabotaje.

Ante esta realidad no es de extrañar que continúen las migraciones, pero ¿qué de quienes no tienen dinero para costearse la aventura del norte? Seguir existiendo en este miserable país gobernado por ARENA, que lo único que ha podido generar en términos de oportunidad de trabajo durante cuatro administraciones han sido las maquilas, si, ARENA es el promotor de las maquilas.

Es cierto la maquila genera empleo, pero también lo hace la mafia, el crimen organizado, el narcotráfico, la trata de blancas. Pero no se trata tan sólo de eso, de generar empleo, lo que las personas necesitan es un empleo digno, que a la par que les permita satisfacer sus necesidades materiales se realicen como personas, como seres humanos. Las mujeres de la maquila, si pudieran encontrar otro empleo, la dejarían, lo cual obviamente, es una manifestación de su insatisfacción personal con la maquila.

e. Subsunción del trabajo en el capital.

La maquila se trata de una actividad capitalista que subsume directa e indirectamente el trabajo en el capital. La subsunción directa es de carácter real, en tanto que no sólo se trata de trabajo asalariado, sino que existe una modificación del proceso de trabajo, ya sea por la introducción de medios de trabajo modernos aunque intensivos en mano de obra, sino que también por la fragmentación del proceso de trabajo, al punto que, en muchas ocasiones las trabajadoras no tienen ni idea de cuál será el producto final. Pero también se da la subsunción indirecta, en razón de que, al ser los salarios tan bajos, son insuficiente para asegurar la reproducción material y espiritual de la familia obrera, y se ven precisadas de las ayudas familiares o de trabajos adicionales al margen del sistema capitalista, lo cual significa que existe una auto reproducción parcial de la fuerza de trabajo, al margen del capital. Pero, adicionalmente, el origen de estas obreras se encuentra en el sector campesino, informal o artesanal o sea que se trata de una fuerza de trabajo generada independientemente o al margen del capital, en consecuencia, cuando se convierten en asalariadas en la maquila no sólo son explotadas, sino que son expoliadas, -en rigor sobreexplotadas- lo cual posibilita una valorización extraordinaria del capital maquilero.

e. La sobreexplotación de la fuerza de trabajo.

La explotación en el capitalismo no significa que el salario sea menor que el valor de la fuerza de trabajo, aún pagándose la fuerza de trabajo por todo lo que vale, siempre es explotada, porque genera una plusvalía de la que se apropia el capitalista y ésta es la raíz de la explotación; sin embargo, tal realidad se esconde tras el salario, el cual se presenta como el precio del trabajo y no de la fuerza de trabajo. Pero la maquila se presenta como una situación límite.

Ciertamente, en los diferentes sectores capitalistas se explota a los trabajadores y trabajadoras, pero en la maquila se sobre explota a las trabajadoras, no sólo porque los salarios son inferiores al valor de la fuerza de trabajo, sino por las condiciones insalubres de trabajo, por las jornadas largas, por la intensidad del trabajo, por las metas, por los turnos, por el mal trato, por el acaso sexual, por la inseguridad laboral, por el irrespeto a los derechos humanos, sociales y económicos de las trabajadoras.

f. Las prácticas antisindicales

Las leyes laborales salvadoreñas no prohíben formalmente la sindicalización y es más, los convenios internacionales en materia laboral, de los cuales es signatario nuestro país la garantizan, pero en el caso de la maquila no se permite la sindicalización y el gobierno lo sabe y lo han sabido los distintos gobiernos del partido ARENA desde 1989 a la fecha, pero se hacen los desentendidos. No les importa el presente, ni el futuro de esta gente.

Es obvio, que si el gobierno actuara ante las maniobras de los maquileros para evitar la sindicalización de estas trabajadoras y les protegiera sus derechos algo mejorarían sus condiciones de vida y de trabajo. Pero no, eso conduciría a la inestabilidad social, a las huelgas y el capital maquilero huiría. Pero ese sería un riesgo que correrían o no dichas trabajadoras. La obligación primaria del gobierno es protegerles sus derechos, ¿O no? ¿Será que para el gobierno su obligación primordial es asegurar las exorbitantes ganancias del capital maquilero a costa de la sobreexplotación de esas humildes mujeres?

Es claro que esta pregunta ni debería de formularla, ya que la respuesta es obvia tratándose de un gobierno de los ricos para los ricos.

g. El aprovechamiento de la miseria y la complacencia del gobierno

Es obvio que es mejor tener un trabajo, aunque sea mal remunerado, que no tenerlo y en países como los nuestros no existen oportunidades y claro dejados patrones y trabajadores a la ley de la selva, del mercado, le dicen, ocurre esta espantosa realidad: el hambre obliga a la sumisión. Pero esto no es ético, ni legal, mucho menos legítimo. Sabido es que el capitalismo se fundamenta en la explotación de los trabajadores, pero cuanta diferencia existe entre un explotado del norte y un sobreexplotado del sur. ¿Y qué hace el gobierno? Potenciar esta situación de miseria y sobreexplotación, cuando decreta para la maquila salarios mínimos que son los mínimos de los mínimos, cuando no hace cumplir las leyes laborales, ni protege los derechos de las trabajadoras de la maquila, que constituye un porcentaje bastante significativo de la PEA ocupada en la industria.

4. Conclusiones y propuestas

La primera conclusión que, ciertamente, ya habíamos adelantado es que las condiciones de vida y de trabajo de las obreras de la maquila son algo tan dramático que, cuando se conocen, a cualquier persona sensible le hacen indignarse y lo mueven a afirmar tajantemente: esto no puede ser, no es posible que se siga tolerando los niveles de sobreexplotación que experimentan estas obreras.

No resulta sorprendente, al menos desde mi perspectiva teórica, que estas trabajadoras no se percaten de su condición de explotadas, ya que ésta, la explotación se torna invisible en el capitalismo, se esconde tras el salario, como precio del trabajo y no de la fuerza de trabajo que es lo que vende el trabajador o la trabajadora. Y a lo que le llaman explotación no es otra cosa que la sobre explotación – bajos salarios, largas jornadas, intensidad en el trabajo, precariedad laboral, etc- y es por ello que los gerentes, los jefes, los inspectores, etc. no se sienten explotados, cuando en realidad también lo son. Vea usted, sólo el trabajo genera valor y los ricos, los capitalistas se hacen cada vez más ricos, acumulan capital, gracias a ese valor que generan los trabajadores, una parte que corresponde al valor de la fuerza de trabajo – el salario- y otra que constituye la plusvalía, de la cual se apropian los capitalistas, ya sea directa o indirectamente. Cuando los salarios son inferiores al valor de la fuerza de trabajo, ocurre la sobreexplotación que se traduce en beneficios extraordinarios para los capitalistas, como ocurre, por ejemplo en las maquilas. Pero aún que no fuese este el caso siempre habría explotación. Si usted no esta de acuerdo con esta afirmación, lo invitamos a que señale un caso, tan sólo uno, de un capitalista que se haya hecho rico con tan solo su trabajo. Esto es que nunca tuvo empleados, que sólo el trabajó y a la vuelta de X años se convirtió en un magnate. Trabajó decimos y no que robó, que especuló, que se sacó la lotería o se casó con la heredera de un magnate, o heredó una fortuna sin haber trabajado nunca en su vida, etc. Yo le aseguró que no lo encontrará, porque todo capital es trabajo no pagado.

De las citas que efectuamos en el apartado primero se desprende la siguiente conclusión: es curioso que el capitalismo, aunque para un marxista no debería serlo, se decreten y aprueben por sus mismas instituciones derechos humanos, sociales y económicos que no están dispuestos a respetar o a cumplir. Se trata, tal parece de una estratagema, para mantener ocupados a quienes no cuestionan radicalmente el sistema, pero que creen, inocente o ideológicamente, que se puede mejorar, perfeccionar. El sistema es perfectible, nos dicen, con un maravilloso candor o una supina ignorancia. O bien, como suele ocurrir, usan esos derechos para defender los interese de los ricos, de los poderosos, de los intocables, frente a la ``agresión comunista o terrorista``. En el pasado se tildó de herejes o de brujas a quienes disentían del sistema, y estaban condenados a muerte, no es mucha la diferencia en actualidad bajo la civilización y la cultura del capitalismo. Así se defienden los sistemas, pero no los sistemas en si y por si, sino por y para quienes de benefician de los mismos. Y desde esta perspectiva, no hay mucha diferencia entre Bush, Hitler, Stalin o Torquemada.


En las maquilas, en muchas de ellas, no se cumplen las leyes laborales vigentes, ni en cuanto a la duración de la jornada, ni el pago por nocturnidad o por horas extras, no se respeta el derecho a sindicalizarse, no se garantiza la seguridad industrial, ni la estabilidad laboral, ni se cumplen las prestaciones sociales que establece la ley. Ciertamente, hay excepciones, pero son eso: excepciones a la regla.

Propuestas

A menudo se dice que no basta con denunciar, que es lo que resulta de hacer un análisis objetivo de la realidad, sino que es necesario proponer; sin embargo, cualquier propuesta por racional o ética que sea, está determinada en su factibilidad o viabilidad por el marco socioeconómico y político de esa realidad particular. En consecuencia, nuestras propuestas presuponen un entorno diferente al que tenemos en la actualidad, un horizonte podría ser el 2009.

La primera, que resulta obvia, es que se haga cumplir la legislación laboral vigente. No es mucho pedir, sobre todo cuando se habla tanto de que vivimos en un Estado de Derecho. Y ocurre que no es así, la maquila es uno de los muchos ejemplos que existen. Vivir en un Estado de Derecho presupone que se cumpla la ley.

El salario mínimo en la maquila debería ser igual o superior al salario medio urbano. La razón es sencilla, el esfuerzo que realizan estas mujeres se lo merece, pero es que además sus niveles de productividad son altos y por otra parte, las empresas maquileras no pagan impuestos, en consecuencia tienen posibilidad de pagar mayores salarios.

Otra acción que se podría realizar es promover la creación o la transformación de las empresas maquileras capitalistas en empresas autogestionarias, con una visión participativa y solidaria. Experiencias las hay en diferentes países y son exitosas. Las ventajas serían muchísimas tanto para las trabajadoras y trabajadores como para el gobierno, ya que en la medida que aquellos incrementaran sus ingresos, podrían contribuir al fisco con el pago de impuestos.

Siendo empresas autogestionarias y solidarias, se les podría autorizar para que parte de la producción la comercializaran internamente, aprovechando la demanda proveniente de las remesas. Se estaría generando, con el tiempo, una industrialización sustitutiva de importaciones, pero por otra vía, lo cual sería de gran beneficio para el país.

También debemos de señalar que las organizaciones feministas deben de jugar un rol más activo de cara a la organización, formación y lucha de estas mujeres. En países como Indonesia la organización de las mujeres de la maquila ha generado un poderoso movimiento social.

Finalmente debemos señalar que es preciso romper el círculo vicioso del subdesarrollo que genera y mantiene a las maquilas. Como somos subdesarrollados no existes suficientes oportunidades de empleo y los que lo tienen perciben bajos salarios y para generar más puestos de trabajo se acepta que se paguen salarios miserables por las maquilas y que además no paguen impuestos, lo cual lejos de sacarnos del subdesarrollo, preserva y profundiza dicha realidad. Ciertamente, que esta propuesta rebasa el ámbito nacional y exige de una concertación internacional, pero en un mundo globalizado como el actual es posible hacerlo, si los pueblos comienzan a demandarlo en los foros internacionales y a movilizarse nacional e internacionalmente en torno a este fin.
[1] www.salvador.usembassy.gov/news/2006/reports/hr/elsalvador.html
[2] Ver informes: CEDAW/C/SLV/3-4, CEDAW/C/SLV/5 y CEDAW/C/SLV/6.

jueves, 25 de junio de 2009

Ensayos Políticos y Económicos

Ensayos

Políticos

y
Económicos



Aquiles
Montoya


Indice

Prefacio

El reunir en una sola publicación diferentes ensayos escritos durante los últimos años, obedece a dos razones, fundamentalmente, la primera es que no han perdido actualidad y en esa medida bueno es que los conozcan las nuevas generaciones y la segunda es que, precisamente, muchos estudiantes y amigos se acercan a mi solicitando mis escritos, a quienes no siempre logro satisfacer en su interés por diferentes motivos, ya sea por razones de salud, la cual últimamente ha sido muy precaria, o bien, porque no los encuentro en el archivo de mi computadora. Pero además existe una razón puramente egocéntrica, creo que son buenos trabajos y no merecen perderse en el olvido de las letras muertas. Un libro les daría vida de nuevo, como cuando fueron escritos y pienso que se lo merecen, ellos, más que yo se lo merecen.

Finalmente, he solicitado a mi compañera y colega Julia Evelin Martínez, que escriba un prólogo a los mismos, ya que ella ha sido, durante más de dos décadas, la primera lectora de mis escritos, así como mi principal crítica. Creo que ella y mis escritos se lo merecen, pero al final será usted quien juzgue.

Aquiles Montoya
San Salvador, abril del 2007

PROLOGO

Conozco a Aquiles Montoya desde 1982, primero fui su alumna, luego su instructora y asistente de investigación, después me convertí en su compañera de vida y madre de tres de sus cinco hijos, y ahora me toca el turno de ser su prologuista en esta obra.

A lo largo de estos últimos 25 años, he sido la primera lectora de casi todos sus escritos económicos, políticos y literarios. No siempre coincidí con las posturas contenidas en ellos y/o con los estilos de expresión de sus ideas; pero indiscutiblemente, en todos los casos, he respetado y admirado la capacidad de Aquiles Montoya de actualizar el marxismo, su creatividad en la formulación de ideas y relaciones, y por sobre todo, su honestidad profesional y personal, sujeta a un sinnúmero de pruebas.

Los Ensayos Políticos y Económicos que tengo el honor de prologar en esta oportunidad, fueron escritos entre 2000 y el 2006, y son una muestra de la capacidad de su autor de reinventarse constantemente, sin abandonar sus principios, y de mantenerse fiel al pensamiento marxista, sin caer en el dogmatismo.

¿A quienes van dirigidos estos ensayos? ¿Quiénes se sentirán identificados con sus conclusiones y propuestas? ¿Quiénes se sentirán ofendidos o los menospreciarán? No estoy segura de la respuesta a estas preguntas, pero en todo caso, es preciso advertir al lector o lectora que estos ensayos tienen un objetivo muy concreto: acompañar desde un enfoque de economía crítica el proceso de liberación de las mayorías oprimidas, marginadas y empobrecidas en la construcción de un mundo más solidario, más humano y más justo para estas mayorías. Dependerá de la postura personal y/o institucional que se tenga frente a este objetivo, el grado de acogida o de rechazo que se tenga de estos ensayos.

El primer ensayo se denomina “Exiliados interiores” y en él se retrata con fidelidad el estatus social del autor en los últimos 25 años: un exiliado interior, pero no por su indiferencia hacia la realidad salvadoreña y/o como el resultado de una decisión personal de escapar de la realidad, sino simple y sencillamente como “una consecuencia de nuestra forma de ver, entender y querer que sea la realidad”. Probablemente muchos y muchas que lean “Exiliados Interiores” se sentirán en menor o mayor medida identificados con este estatus, y qué ojala al hacer el balance de las ventajas y desventajas del mismo, coincidan con Aquiles Montoya que tener este status le otorga a quién lo posee, la obligación moral de no claudicar nunca en la lucha por la transformación de este sistema de injusticia.

En el segundo ensayo, “La izquierda que la derecha quisiera”, el autor advierte y denuncia las consecuencias de la creciente “domesticación” de los partidos de izquierda en El Salvador, a los intereses y a la lógica de acumulación del sistema capitalista. Asimismo, reflexiona sobre la izquierda que la sociedad salvadoreña necesita para su proceso de liberación y de recuperación de la dignidad humana. Es un ensayo valiente, y extremadamente desafiante, que busca recuperar el papel que el pensamiento marxista puede desempeñar en el proceso de reconstrucción de una verdadera izquierda en El Salvador. Una izquierda que como lo señala el autor sea “revolucionaria, analítica, crítica, coherente, utópica, consecuente, orientadora, militante, pensante, anticapitalista y marxista. Y que recupere la mística revolucionaria”.

El tema de la libertad, como plena realización de la condición humana y su sistemática negación en el capitalismo, es el objeto del tercer ensayo de esta obra, titulado precisamente “Para ser humanos necesitamos ser libres”. En este trabajo, el autor desmitifica una tras otra las supuestas libertades inherentes al capitalismo: libertad de elegir en el mercado, libertad de elegir a gobernantes, libertad de pensamiento y expresión, libertad jurídica, entre otras. Desde un enfoque de economía política marxista, el autor sostiene la imposibilidad de lograr la libertad plena en el capitalismo, imposibilidad que deriva de dos fenómenos inherentes a este sistema: el fetichismo de las mercancías y el trabajo alienado, y que en consecuencia, sólo se podrá avanzar a la plena libertad y a la plena realización de la condición humana en una sociedad que se aleje de la lógica capitalista y se acerque a la lógica de la solidaridad. De allí la importancia que en este ensayo se le asigna a las experiencias de construcción de economía solidaria y a la construcción de relaciones populares de poder.

El siguiente ensayo, “Relaciones de poder en la sociedad salvadoreña” es en mi opinión uno de los más importantes y valiosos análisis que se han escrito en El Salvador en torno al tema del poder en la última década. En este ensayo, el autor de una manera sencilla nos introduce al significado sustantivo del término y a las distintas modalidades y relaciones en las que se expresa el poder dentro de una sociedad. Tal como lo anuncia el título del ensayo, la tesis central del mismo gira en torno al poder en la sociedad salvadoreña, y su formulación está planteada en términos muy sugerentes: “la burguesía salvadoreña no tiene poder porque controla el gobierno, sino que controla el gobierno porque tiene el poder”. Sin caer en el mecanicismo ortodoxo del DIAMAT, Aquiles Montoya nos propone replantearnos para El Salvador el verdadero significado de la conocida frase “lo económico como última instancia”, lo cual inevitablemente lleva a la conclusión de que la transformación de la sociedad salvadoreña pasa inevitablemente por la capacidad de los sectores populares de construir nuevas relaciones de poder que les favorezcan, que deben tener también en última instancia una sustentación en lo económico.

“Intelectuales y la necesidad de construir relaciones populares de poder”, fue escrito casi inmediatamente después de finalizado el ensayo anterior, y contiene en mi opinión uno de los planteamientos más lúcidos y polémicos del autor, cuya publicación le granjeó no pocas enemistadas en el mundo de la intelectualidad salvadoreña, incluida su Alma Mater. En este trabajo, el autor define como intelectual a “todo aquel que genera o difunde una determinada ideología”, y procede a su clasificación en base a cuatro grandes grupos de acuerdo a su mayor o menor compromiso con el mantenimiento del status quo o con la transformación social, así: intelectuales de extrema derecha, intelectuales de derecha moderada, intelectuales de izquierda moderada e intelectuales de izquierda radical. Asimismo, el autor propone una clasificación ampliada de la intelectualidad con la incorporación de otras categorías subordinadas: intelectuales pancistas, intelectuales de ongs e intelectuales desmovilizados. Hecha esta clasificación, se procede a vincular el quehacer intelectual con la creación de nuevas relaciones populares de poder orientadas a la conformación de una sociedad solidaria. Muchos lectores y lectoras disfrutarán con seguridad de este ensayo al reconocer en la tipología propuesta por el autor a destacados “analistas” de la realidad en la categoría precisa, pero es casi seguro que también se sorprenderán – tal como me ocurrió a mi misma- al encontrarse retratados/as en una categoría en la que no esperábamos clasificar.

Para quienes se encuentren familiarizados y/o tengan interés en el debate actual sobre la crisis del pensamiento económico que se desarrolla en los ámbitos universitarios de Europa y de Estados Unidos, el ensayo “Teoría Económica, economistas y realidad” les resultará de un inapreciable valor. En este trabajo, el autor reflexiona desde su experiencia en el Departamento de Economía de la UCA, sobre los economistas y la economía, y nos ofrece un interesante recorrido por las principales teorías económicas que han dominado la historia del capitalismo desde Adam Smith a la actualidad, para concluir sobre las inobjetables ventajas que la Economía Política Marxista tiene para interpretar los problemas estructurales de las sociedades capitalistas. Con gran honestidad académica, Aquiles Montoya, nos aclara el carácter del marxismo que práctica: es solo un medio para interpretar y transformar el capitalismo, nunca un fin en sí mismo o un dogma de fé. El ensayo concluye con una frase que no dejará de motivar la reflexión de los lectores y lectoras: “las teorías, teorías son. Y deben estar abiertas, para posibilitar su desarrollo y su mejor comprensión de la realidad que es cambiante …… el día que encontrará una teoría superior a la marxista para interpretar el capitalismo, no tendría ningún inconveniente en adoptarla, de la misma manera en qué cambié mi vieja máquina de escribir por la computadora”.

Los ensayos “La Nueva Utopía”, “Constructores de Sueños” y “Las empresas solidarias” constituyen una trilogía en la cual los lectores y lectoras podrán encontrar un desarrollo más completo de los planteamientos del autor en torno al surgimiento, premisas, características y modalidades de funcionamiento de la Economía Solidaria, que ha sido su más importante objeto de investigación en los últimos años.

En este orden, “La nueva utopía”, se realiza una crítica radical al sistema capitalista y su racionalidad económica que genera de manera inevitable una tendencia creciente a la creación de mayorías sociales marginadas, excluidas y empobrecidas. Sin embargo, en este contexto de “malas noticias” sobre el capitalismo y de su imposibilidad de asegurar la reproducción material y espiritual de la vida humana, el autor identifica el surgimiento de nuevas formas de organización social y económica de estas mayorías empobrecidas, que con su accionar están sentando las bases de una nueva civilización fundamentada en el trabajo y en la solidaridad.

Seguidamente, “Constructores de Sueños” destaca las acciones que dentro y fuera de las fronteras nacionales se llevan a cabo en aras de la construcción de una sociedad alternativa al capitalismo y que el autor denomina Sistema Comunitario. Este sistema, a diferencia de las utopías que se basan exclusivamente en sueños, es concebida en el ensayo como una realidad en marcha, en la medida que sus constructores son personas, que no solamente creen que otro mundo es posible, sino que trabajan cotidianamente por hacer ese mundo realidad.

La trilogía concluye con el escrito “Las empresas solidarias”, en el cual el autor desarrolla una estrategia general que puede servir de referencia para la creación de empresas solidarias, es decir, para la creación de empresas de propiedad de los trabajadores y trabajadoras, autogestionadas por los mismos, que operan de manera solidaria, que hacen de la cooperación su mayor virtud y que poseen una racionalidad económica orientada a la obtención de un excedente económico como medio para satisfacer necesidades sociales.

Los Ensayos Políticos y Económicos concluyen con un trabajo sobre las condiciones de trabajo de las mujeres en las maquilas en El Salvador denominado “Un día en la vida de las Trabajadoras de la Maquila”. En este ensayo, a partir de una serie de historias de vida de obreras de la maquila y haciendo uso del análisis marxista, el autor describe no solo las precarias condiciones de trabajo en las maquilas salvadoreñas sino que al mismo tiempo interpreta esta realidad a la luz de la lógica de acumulación de capital del modelo económico capitalista vigente en el país desde 1989. Quienes lean este ensayo estarán indefectiblemente de acuerdo con la conclusión principal con la que inicia: “esto no puede ser, no es posible que se siga tolerando los niveles de sobreexplotación que experimentan estas obreras.”

Para quienes la lectura de estos ensayos les sugieran la necesidad de continuar profundizando en el estudio del marxismo como instrumento para el análisis y transformación de la sociedad salvadoreña, será recomendable que lean las obras completas del autor, particularmente su libro Economía Crítica y su colección de publicaciones sobre la Nueva Economía Popular.

Para concluir este prólogo, quiero traer a cuenta una estrofa de una canción de Silvio Rodríguez que me parece describe la trayectoria académica y personal de Aquiles Montoya, y que en parte esta recopilada en estos ensayos:

“Yo no se lo que es el destino,
caminando fui lo que fui,
allá Dios que será divino,
yo me muero como vivï”.



Julia Evelin Martínez
San José Villanueva, abril de 2007

Capítulo 1: Exiliados interiores


¿Es usted un exiliado interior? Si ocurre que no le agradan los valores propios de este sistema, que no está de acuerdo con las injusticias que engendra, que le resulta desagradable la pobreza de amplias mayorías de la población y que le parece una actitud poco racional el pretender que el sistema capitalista sea la mejor opción para la humanidad, ya que además de depredador social, lo es del medio ambiente, seguramente que es un exiliado interior. Pero si aún no lo es, es casi seguro que está en camino de convertirse en uno, porque el sistema no le dejará otra opción.

Por mi parte, viendo como miro las cosas, me parece una actitud interesada la de aquellos que descalifican por “ideologizados” a quienes, como yo, compartimos una visión marxista del sistema capitalista. Esto es una actitud crítica, reflexiva, analítica y cuestionadora del mismo, pero sobre todo humanista. ¿Por qué habría de hablarse de ideología en este caso y no en el de aquellos que están a favor del sistema? Esto parece una actitud irracional, además de excluyente. Quienes estamos en contra del sistema pareciera que no tenemos derecho de vivir al interior del país, porque si se nos niega el derecho a pensar y a expresar nuestros pensamientos es casi como si no existiéramos. En consecuencia, de manera “truculenta”, nos convierten en exiliados interiores.

Por otro lado, siendo que los partidos políticos otrora revolucionarios, o simplemente de izquierda, aceptan jugar con las reglas del sistema y en la medida que ello les ha llevado a renunciar, en su práctica política, a sus principios revolucionarios, tampoco me parece que se pueda militar en ningún partido de los existentes, con lo cual estamos siendo condenados al ostracismo político partidista, esto es, al exilio interior.

Dicho entre paréntesis, qué sentido tendrá participar en política si al hacerlo se hace con el fin de alcanzar un puesto de elección popular desde el cual contribuir a la mejora social, pero ocurre que para ser electo, se exige: no pensar por cuenta propia, no poseer instrucción notoria, ser deshonesto, acomodarse a las circunstancias, responder a los intereses de quienes detentan el poder, cualquiera que sea su naturaleza, y ser disciplinado, obviamente. ¿Por qué cree usted que algunas personas no están de diputados? Obviamente, porque caen mal, como mal caen todas aquellas personas que dicen lo que piensan y piensan lo que dicen, además de tener un perfil muy diferente al que exige la democracia representativa. Si aún tiene alguna duda, revise la calidad de los presidentes de los Estados Unidos, o para no ir tan lejos en el espacio y el tiempo, la de los presidentes salvadoreños desde Martínez hasta el día de hoy.

Pero es que además, la mayoría de universidades –sin darse cuenta- se van acomodando a las reglas del sistema, lo cual nos deja sin siquiera aquellos oasis de libertad y de utopía que en el pasado tuvimos. En las universidades, de hoy, existe poco espacio para la utopía, para la reflexión y la producción teórica, éstas se ocupan más de la opinión pública, de la delincuencia, de los parques, de la educación básica, de los edificios, de cosas prácticas, y aunque muy útiles, como que no muy les corresponden o, en todo caso, les corresponden menos que el auténtico quehacer académico propio de las universidades. Situación que convierte nuestro exilio interior en algo desagradable y vacío, lo cual, si bien es propio de los exilios por lo lejanos que se tornan la gente y sus problemas, resulta más duro cuando estando tan cerca, estamos tan alejados de la realidad con la que quisiéramos vérnoslas. Hablamos de la realidad verdadera y no de la realidad figurada y que es recogida, a menudo, de mala manera, en las encuestas de opinión. [1]

Se podrá decir que la democracia exige de esas adecuaciones. Y que la consecución de la democracia como valor supremo, justifica las metamorfosis ocurridas en nuestra sociedad y en sus gentes. Al punto de que ahora nos parece que con ser anti-neoliberales es suficiente, y quizá hasta demasiado, como si acaso el neoliberalismo (doctrina económica del capitalismo) y la globalización (una fase más del capitalismo) fueran los auténticos males y no el capitalismo que los engendra. Cuando miramos así las cosas, -y nos parece que con justificada razón- no obstante, casi nadie quiere aceptar tales visiones lúcidas de la realidad, por considerarlas fuera de época, anacrónicas, dicen. Es obvio, entonces, nuestra condición de exiliados interiores.

Ciertamente, la democracia histórica o real, i.e., desde aquella que se vive en los Estados Unidos hasta la que practican en Haití, para no referirme a una nación africana, pasando por aquella de las llamadas Repúblicas Bananeras, no creo que sea algo como para sentirse muy orgulloso. Con motivo de las recientes elecciones en los EEUU algunos de los brillantes analistas políticos con que contamos los salvadoreños, nos manifestaban que la clase política salvadoreña –la de Merino, Arévalo, la Ileana, la Milena y Alvarenga- debía de aprender de la forma en que se practica la democracia en ese país del norte, desafortunadamente, para tan ilustres doctores y licenciados admiradores de la democracia estadounidense, otros analistas internacionales han comparando la democracia “made in USA” con la democracia “bananera”, la cual conocida es, por su poca transparencia y limpieza, así como por su irrespeto de la institucionalidad. De modo que tampoco soy un amante o seguidor de tal forma política. ¿Siendo como somos, cómo podríamos convivir aquí y ahora con nuestros connacionales, con nuestros hermanos cercanos y lejanos –cuando nos visitan por Navidad- en este maravilloso país de la sonrisa? Como usted comprenderá no nos queda otra alternativa que ser exiliados interiores. Pero no ponga esa cara compungida, ¡Vamos! Que si usted siente ser uno de los nuestros, déjeme decirle que no es para tanto, resulta mucho peor ser un vergonzante, un hipócrita o un vendido. Y vea, ¡como abundan! Con todo, ejemplo de dignidad política y de principios, por ahí lo ofreció Fidel en la tele, tal vez algo aprendan los políticos pragmáticos, si es que entendieron.

Por si a usted le parecen insuficientes los argumentos anteriores, permítame agregar que también odiamos el consumismo que nos quieren imponer los medios publicitarios, caracterizados por la trivialidad de sus páginas de opinión, - excepción hecha de uno o dos columnistas y de algún canal de TV, en algunas contadas ocasiones- Nos referimos a los articulistas: desde los duros-blanditos hasta los arcoiris, sin olvidar los mensajes a la conciencia de pastores, presidentes, alcaldes, “los que saben latín” y otra caterva más de plumíferos, pagos y no pagos, que nos empujan a leer las páginas de opinión de periódicos extranjeros, profundizando, con ello nuestro exilio interior. Afortunadamente, algunos tenemos acceso a la red internacional.

Igualmente nos resistimos a caer en la terrible práctica de los tarjeta-habientes, que terminan devorados o embargados por los onerosos intereses de los nuevos usureros, lo cual nos ubica necesariamente en el exilio interior y nos obliga a vivir en austeridad, lo cual, obviamente, no podría ser de otra manera siendo como somos exiliados, aunque exiliados interiores. Y no nos queda de otra que saborear “el duro pan del exilio”, aunque algunos en la pasada década lo tuvieron blando, dulce y dorado. Quizá, por eso, a su retorno pronto se integraron al sistema y ahora poseen ONGs, fundaciones, chances en el gobierno como asesores o funcionarios públicos, o bien en los paraísos terrenales: los organismos internacionales.

Pero no culpe a nuestro paísito, ya que El Salvador no es la excepción, sino que es parte de la regla mundial. Los males que aquí sufrimos, igual o peor, se sufren en Argentina, Chile, México, Europa, Asia, etc. El mundo dirá Galeano, “está patas arriba”; sin embargo, yo creo que somos nosotros, los exiliados interiores los que vemos las cosas al revés. La historia del mundo, de la humanidad, la real, la vivida, obviamente, ha sido la que ha estado al derecho; los que han vivido al revés, han sido los otros: Sócrates y Espartaco, Galileo y Daltón, Marx y Engels, El Che, Ellacuría y Romero, y todos aquellos que buscaron de una u otra manera, cambiar la sociedad y en ello se les fue la vida. Por eso, precisamente, es que ahora somos exiliados interiores. El sistema te absorbe o te exilia, cuando no te mata.

Pues si, como le iba diciendo, lo de ser un exiliado interior no es nada nuevo, lo descubrieron los españoles que se quedaron en España, luego del arribo del generalísimo al poder y lo canta Sabinas, en la canción a propósito del entierro de quien fue sepulturero mayor y a cuyo sepelio no asistió el Ku kus Klan pero mandó su adhesión. Y ahora España va bien, luego que de tanto añorar a Franco, encumbraron al poder a sus sucesores del PP, para los gitanos, marroquíes y los pobres, la cosa no ha cambiado, por eso es que los okupas siguen ocupando pisos y los etarras matando gente, aunque la cumbre iberoamericana, con Flores a la cabeza, los condene por terroristas, como si asesinar a 35,000 personas cada día por hambre no fuese una forma más cruel de terrorismo, y no sólo por la cantidad, sino porque no hay razón material para que ello ocurra. Aparte de que el hambre de los pobres es la riqueza de los ricos. ¿No le parece que exiliarse internamente es casi una necesidad biológica?

¿Cuál será el mundo al revés? ¿El de los exiliados interiores ó el de los ciudadanos votantes ó el de aquellos que les vale sombrilla todo este bolado y que igualmente no votan, aunque por razones diferentes? Cuantitativamente, éstos últimos son la mayoría, luego siguen los votantes irredentos y finalmente, nosotros, los que sin ser anarquistas -no se si por convicción o por incomprensión- somos anti-sistema y cargamos en nuestras mentes, o en nuestras cabecitas humeantes, -como dicen- la gran solución: la alternativa popular. Y el pueblo está tan, pero tan jodido, que ya no tiene siquiera tiempo para hacer algo diferente a la búsqueda diaria por los frijoles, las papas, la casha, el mate, la coca, la hierva, las piedras, el alcohol o la pega. Desde Alaska al Cabo de Hornos, desde Kanchatca hasta el estrecho de Gibraltar, en Asia, en Africa, en Oceanía o en Australia la cosa está igual de jodida. En todas partes alguien mira Internet y en todas partes muchos más ni siquiera saben que cosa es tal bolado. Globalizados los ricos que del globo los pobres no tienen ni siquiera donde caer muertos y mientras tanto en Madrid y Barcelona, se pelean por Figo y un chileno maldice a los socialistas de nuevo en el poder, aunque ahora domesticados, por haber quedado otra vez excluidos del mundial. En El Salvador ya no se sabe a quien culpar, por la desgracia de nuestro fútbol, quizá si probaran culpar a Arena, ciertamente, igual no se conseguiría ir a un mundial, pero al menos los ortodoxos se los agradecerían. Y aunque no es mucho, peor es nada.

La cochinada nos ha alcanzado a todos, inclusive a nosotros, los exiliados interiores, luego que el más nacionalista de los partidos políticos en el poder renunciara a tener moneda propia; ciertamente, aquello de Duarte cuando reconoció la real sumisión del país a los EU, al besar de hinojos la bandera de las barras y las estrellas, no es nada; o resulta una nimiedad que el mayor aceptara sin protestar la derrota electoral ante la truculencia de la CIA; o bien, parece poca cosa el que Cristiani firmara los acuerdos de paz, contra su maldita voluntad, cuando los gringos se lo ordenaron; o aquella declaración de Calderón Sol, respecto a Puerto Rico. Siempre hemos sabido, lo dependientes que son los paísistos de pipiripau como el nuestro, pero el querer sacarle ventaja a la dependencia, ya resulta el colmo del cinismo. Poco faltó para que el anuncio de la dolarización, lo hiciera Flores, el 15 de septiembre. O bien, argumentar que para evitar los sufrimientos de nuestros compatriotas que emigran a los EE UU y nos envían dólares, decidiéramos convertirnos formalmente en un Estado Libre Asociado.

Pero tampoco es para armar el gran relajo, el gran problema no es que circulen billetes verdes, que en vez de don Cristóbal veamos a personajes gringos, no es ninguna diferencia relevante, y que hayamos perdido la facultad de hacer política monetaria, -¿y cuándo hemos hecho?- no es para morirse. El gran problema es que somos un país capitalista subdesarrollado y dependiente. Y ahora, lo que está ocurriendo es que poco importa guardar las apariencias. Aunque siendo como somos, -bayuncos es la palabra más suave que se me ocurre- seguiremos haciendo desfiles militares el 15 de septiembre del otro año, y el otro y el otro. Como si los militares hubieran tenido algo que ver con la independencia política de España y como si tal hecho hubiera marcado el inicio de algo relevante, trascendente, importante para los pueblos centroamericanos.

Déjeme darle una razón más por la cual es necesario optar por el exilio interior. Esta tiene que ver con aquel viejo principio que nos enseñaba que las batallas que no se van a ganar es mejor no darlas. Nuestros trabajadores parece que nunca lo han escuchado, porque realizan heroicas jornadas de lucha, a veces huelgas interminables, para que al final todo se reduzca a que reinstalen a los trabajadores despedidos con motivo de la huelga. Cosa semejante, les ocurre a los diputados efemelenistas y les seguirá ocurriendo, mientras no definan con precisión sus objetivos de corto, mediano y largo plazo y actúen conforme a los mismos y no reaccionando a las coyunturas que genera el gobierno.

Si con toda esta información que le proporciono de manera gratuita, aproveche que gratis ya casi no es nada en el mundo, no se siente también un exiliado interior, no tendré más remedio que decirle que usted es un masoquista por vocación.

Pero bien, el ser un exiliado interior, no significa que no nos importe la realidad. Si resultamos exiliados es precisamente porque nos importa mucho. Nuestro exilio es una consecuencia de nuestra forma de ver, entender y querer que sea la realidad. No se trata de un auto-exilio, motivado por el miedo. Aquí hemos estado y seguiremos, mientras tengamos energías para seguir. El ser un exiliado interior no significa: pasividad, ni resignación, ni espera de que las cosas cambien. El exiliado auténtico reflexiona y llama a la reflexión, se informa e informa, complota contra la realidad que rechaza y busca, entre sus semejantes a otros que también quieran conspirar. Ciertamente, el complot y la conspiración, siempre serán consideradas delictivos, porque con ellas se busca transformar la realidad de quienes dominan y controlan la sociedad, de modo que no les tema a las palabrejas.

¿Y qué espacios tenemos los radicales auténticos para escapar de nuestro exilio interior? En la actualidad, existen algunos movimientos que a fuerza de ser consecuentes, están llegando a descubrir que muy poco se puede conseguir sin hacer estallar los estrechos marcos del sistema capitalista. Estos son los movimientos sociales: como los ecologistas, los campesinos con tierra o sin ella, sean indígenas o no, los movimientos de las obreras de la maquila, los habitantes de los tugurios, los obreros tradicionales, las feministas, etc. Los cuales, obviamente, no tienen porque ser excluyentes en su radicalidad.

Las mujeres podrán decir con justa razón a los hombres, luego que sus luchas han sido coptadas por el sistema, acompáñennos en nuestra lucha como nosotros los acompañamos en las de ustedes. Pero con una gran diferencia y ésta es que ahora, la liberación de las mujeres arrastra la liberación de los hombres. Vea usted, las mujeres pelearon por su incorporación al mercado laboral. ¿Y qué consiguieron? Pues que el sistema las incorporara a tiempo parcial, con menores prestaciones y en condiciones precarias de trabajo. Pero no sólo eso, sino que a costa de excluir a muchos hombres. Las consecuencias familiares de tal fenómeno, así como el de la flexibilización laboral, están aún en marcha pero lo que se puede observar ya, no resulta para nada agradable: desempleo masculino, rupturas familiares, alcoholismo y drogadicción, miseria, frustración, suicidios, etc.

Los ecologistas podrán plantear: si seguimos arrasando el planeta con tal de hacer dinero, nos quedaremos sin planeta y de nada servirá el dinero. Como el capitalismo no acepta otra racionalidad diferente a la de hacer dinero, quienes estamos por la vida no tenemos otra opción que salvar a los capitalistas y a quienes de ellos dependen, de su propia destrucción y para ello es preciso acabar con el capitalismo.

La luchas campesinas seguirán cobrando fuerza, y el movimiento de las obreras maquileras, una vez que sean disciplinadas por la fábrica y organizadas a fuerza de ser sobreexplotadas serán incontenibles, así como las de los obreros tradicionales despertados por la flexibilización laboral y los pobres y marginales arrastrados por las nuevas luchas, serán todos a una, la gran fuerza liberadoras de los nuevos tiempos.

Es claro que también caben los intelectuales y estudiantes consecuentes, los maestros y los empleados públicos que van quedando, si se ponen las pilas y entienden los signos de los nuevos tiempos.

Los que si parecen ir quedando excluidos son los políticos profesionales, los que han hecho de la política su modus vivendi o robandi.

Vea usted que sencillo resulta escaparse del exilio interior: luchar por la igualdad de los hombres y mujeres en un mundo con futuro. Ciertamente es lo opuesto a lo que tenemos, pero la humanidad sólo se plantea aquellos problemas a los que puede encontrarles solución. Algo así sostenía nuestro viejo maestro de economía política, para evitar equívocos, aclaro, me refiero a Marx.

¿Le sorprende? Usted pensó que la invitación al exilio interior era algo así como una invitación al existencialismo, al escapismo, al valeberguismo. No. Se equivocó. Pero deseábamos llevarlo al límite, a tocar fondo, para que desde allí, se incorporara con fuerza y con esperanzas en la naturaleza humana. Como le decíamos, si somos exiliados no es porque querramos refugiarnos en algo así como un más allá de la realidad. No, porque nos choca esta realidad social, es que no aceptamos convivir en paz con ella. De modo que ahora la onda está en los movimientos sociales y no en los partidos políticos electoreros, lo cual no significa que no se haga política.

La cosa está en ir construyendo desde la base misma formas alternativas de economía, de política, de cultura, de sociedad. El proceso es más largo, más sinuoso, pero si está claro el horizonte, cualquier esfuerzo puede ser bien orientado y por pequeño que sea brindará frutos sanos y carnosos.
[1] Mi desprecio por tal instrumento, proviene de las épocas del PCN en el poder, quien encargaba encuestas y luego, el Consejo Central de Elecciones, divulgaba unos resultados electorales ajustados a los datos de las mismas encuestas encargadas. Aquello era para morirse de risa si no hubiera sido uno de los factores que impulsaron a la guerrita, de quien nadie quiere ya acordarse.